lunes, 12 de marzo de 2012

Hoy llevé a mi sobrino al cine. Habíamos reservado con anticipación las entradas por internet pero me pasé por alto el detalle de que había que estar unos 50 minutos antes de la función para retirar la entrada. la chica de los boletos una vez que me aclaró con ganas la necesidad de ser estricto con las normas, me dio los mismos asientos que yo había reservado por internet porque en el cine, no había nadie.
Mi sobrino antonio estaba muy contento, me apretaba la mano con fuerza mientras me decía que nos apuremos, que no le importaba el pochoclo.
No Zofi, no quiero pochoclo, entremos más rápido.
Lo miré y me pareció sensato. Y me dió miedo no poder ser así también para él.
Sensata, te falta.
Cuando entramos antonio se puso los anteojos y el sillón le quedó grande, no sabia como acomodarse hasta que le mostré la necesidad del respaldo. la necesidad del apoyo y la cola atrás. En seguida antonio se acomodó con seguridad un poco más atrás. no me miró, no cuestionó. Hizo. Cola para atrás, espalda en apoyo.
Cuando arrancó la película lo escuché suspirar, lo noté aburrido, había muchas palabras y mucha trama finita, y el solamente quería superheroes, pero no había. Lo que se ofrecía era un huerfano, con otros poderes, pero no los que quería antonio. Sobre el final de la pelicula las cosas se pusieron mas melanco y dramáticas, antonio quise venir encima, yo abrí las piernas y lo contuve. Intenté no llorar, pero me creo mucho las peliculas, más en el cine. No se bien cual es la relación, pero las cosas parecen más reales cuanto más grandes. el volumen más alto, el 3 d. Parecen mis amigos, estoy adentro.
esto tiene que ser real.
Empecé a llorar, el cuerpo de antonio estaba blando sobre el mío, en confianza. Su cabeza entre la mía y mi hombro. Las lagrimas se me escapaban entre los anteojos y le mojaban la remera. Antonio no se movía, no se daba cuenta, o sí, pero eso no le molestaba.

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