jueves, 16 de febrero de 2012

que vuelva el bumerang del amor, que vuelva.

No era así?
Pienso en mis vacaciones, pienso a la vez en el final dos días antes y en cómo afrontar ese paralelismo viste, muchas preocupaciones, la valija, el final, Laclau, las bombachitas, Zizek, mi gata, las plantas, regar, Volver.
Volver, depresión, fin del mundo. Vuelta a la vida fabril, el trabajo, las horas acumuladas en la rutina, la Muerte, la muerte atrás del mostrador, despeinada, más cansada y podrida que yo. No me quiero morir a la vuelta. Y porque no puedo dejar nunca de adelantar casilleros virtuales, no puedo esperar a irme de vacaciones para pensar en la vuelta, porque en mi cabeza, in my head, ya estoy volviendo y esa, esa es una preocupación más. Entonces, estoy en la ida y la vuelta con toda esa caída de la adrenalina, la alegría se viene abajo como las hojas con el calor. La montania rusa de la ilusion que decae decae decae despues de la playa la pregunta existencial, que está en la canción, prestá atención HOTEL CALIFORNIA, cuando el cantante se pregunta algo como qué hago acá si podría estar gastando mi tiempo en la playa. No? es más o menos lo mismo, la utopía de una vida en disney, de vacaciones, sin tener que laburar más, la casa los arreglos el alquiler, vivamos en un bungalow mi amor, si estamos bien. En el fondo todos queremos ser hippies pero no la creemos. Por eso pienso en el Alplax de la vuelta para calmar la fiera de la depresion, perdón, algunos la palean con arroz yamaní, yo necesito pensar que va a estar todo bien. Calma. Every thing is gonna be oh right, yea baby, yea. Decilo.


martes, 14 de febrero de 2012


Nunca me importó nada el 14/2, de hecho siempre sentí un poco de vergüenza por lo que la gente hace en estos días, las redes sociales, las declaraciones de afecto desorbitado, los osos, la miel. Pero hoy estuve pensando en esto del amor, los besos y la grasada dulce, oleosa de los romanticones, y pensé en digamos mis parejas, y me acordé de mi primer Día del Amor con alguien.
El era mi primer novio, y yo estaba a full, pero a full de metida y enamorada y esas cosas que, aunque suene a cliché, pasan poco. Y también ese día era el aniversario de mi Pueblo, Twin Peaks, el pueblo fantasma que elige bautizarse en el día del Amor. Una mentira bien trabajada.
Con Martín estuvimos toda la tarde en mi casa, teniendo sexo cerca del aire acondicionado, pasando frío, medio en bolas, mojados, con los cuerpos enredados. Siempre estabamos escondidos. Yo era bastante chica, a mi papá no le gustaba mucho la idea de viajar sabiendo que yo estaba con un tipo en casa, y mi mamá, bueno, pensaba que todo el tiempo estaba haciendo asquerosidades en la casa de la papá. Eso nos impedía hacer las cosas con naturalidad, pero la verdad es que también nos divertía muchísimo. Tener que coger medio a las apuradas, medio vestidos en cualquier lado era la aventura del momento. Living la vida loca. Bailar por un sueño, coger por un sueño. Lo mejor de todo es que sinceramente nos queríamos mucho y no había nada más lindo en todo el Pueblo y en la vida para mí que dormir con él.
Ese día habíamos estado toda la tarde en casa en la cama, hasta que nos acordamos de los festejos en la plaza. Entonces nos metimos a la ducha y el recuerdo muy claro que viene es el de cómo él me pasa la esponja despacito, con amor, como acariciando a un bebe, y se mira la mano un rato largo tildado en esa acción. Yo me quedo muda, mirando eso y me siento cobijada, calentita por dentro, húmeda y pienso que eso está Bien. Que lo nuestro está Bien.
Cuando terminamos salimos sin secarnos el pelo y fue eso, digamos, ese descuido, lo que hizo que mi mamá me viera, nos viera en la plaza, en el día del amor, juntos y mojados, como dos boludos, con esa expresión de sexo y desparpajo en la cara. Yo la vi de lejos, le vi el gesto, al principio no entendí, abrió los ojos, puso los rasgos duros y movió la boca. A mí me dio vergüenza, me sentí una puta. Mamá me lo decía con los ojos: PUTA PUTA, MI NENA ES UNA PUTA. Y toda la desilusión que tenía su cara me dió un poco de frío.
Martín me abrazó y bajó la mano hasta el culo, te amo, me dijo.
_ Sí, yo también.
Al segundo miré a mi mamá y ella ya no me miraba. Estaba de costado, aguantando la vista en los tipos que jugaban con fuego. Martín me acariciaba la parte de abajo de la espalda mientras el humo de los tipos hacía formas raras en el cielo.

First Love Never Die

miércoles, 8 de febrero de 2012

Hoy salí del trabajo con una sensación rara, me dolía la cabeza y de un ojo no veía bien. Eran como destellos de luz los que tenía y me vine a dormir, y dormí dos horas seguidas, me levante mareada y con esa sensación de culpa por haber perdido tiempo. (Siempre tuve esa sensación de perder tiempo Vital al dormir y me niego rotundamente a una siesta pero también siempre me invento estrategias para disimularme la culpa y hago cosas como “dormitar” o tirarme de costado, así de pasada por la cama, cuestión que si me duermo no es algo decidido ni premeditado, si no algo casual sobre lo cual no tengo mucho poder de acción). Pero me desperté con esa sensación de culpa y cuando abrí la página de noticias en letras grandes y rojas se hablaba sobre la muerte Spinetta, habían puesto una foto suya mirando a la cámara, con anteojos rojos y una sonrisa leve, en calma, de felicidad actual, apenas ahí como de alguien en paz, en función etérea, un poco en clave zen, sin histeria.“Bandera blanca, el mar está tranquilo” parecía decir la foto. Y de repente todo eso me hizo llorar, entre el mareo, la presión baja y esa sensación de culpa que hacía que el ambiente se parezca a un sauna emocional.

Y entre el llanto, que era intenso por momentos, en esos donde me tiembla la panza en un ringtone continuo y constante, me acordé de mi amiga Luli. Y pensé en todas las conexiones que, paradójicamente, puede acarrear la muerte. Acercamientos sensibles a personas, lugares, olores y cosas. Yo me acordé de ella y de las tardes en su casa, prendiendo sahumerios con olores varios, el pachuli, los discos de Charly de Fito del Flaco, y todo el rock y la música rara que tenía mi amiga en su casa y que me causaba mucha admiración. Sobre todo porque desde chica veía en ella algo de entendimiento particular del mundo, algo extraño, raro, chiquito, profundo y exótico. Tenía discos que en ese momento me parecían rarísimos y que hoy los veo en la categoría de clásicos, de lugares por donde hay que pasar, conocer su historia, productos que de alguna manera generan por su calidad una especie de deuda en cada uno de nosotros, a los que se tiene que volver, porque algo queda prendido, en vibración, las fibras sensibles en movimiento.

Cuando pude calmarme y parar de llorar pensé en mi día y en la cuestión de la energía. No pude dejar de hacer la conexión totalmente arbitraria entre la muerte de Spinetta y mi sentimiento de mareo, mi malestar repentino. Extrañé a mi amiga, a esas tardes, a nuestras charlas eternas y profundas como pozos adentro de la tierra. Palabras adentro, música, cigarrillos, los perros.

Te extraño.

La llamo y ella se sorprende, está caminando en la calle, y yo siento un poco de culpa por la sorpresa, culpa por la intermitencia de mis llamados, soy inconstante pienso, soy Sofía, un eterno intento de estabilidad. Perdón.

Hola, amiga. Con lo del flaco me acordé de vos, le dije.

¿Qué, qué le pasó al flaco? Eh? No me digas que se murió. NOS MINTIO entonces!

Tuve ganas de decirle cuanto la extraniaba, pero a veces me gusta guardarme esas declaraciones que por momentos ensucian todo, de gusto, nos ponemos incómodos, más tiernos, blanditos, cero espontaneidad, una costra de azúcar innecesaria

Hablamos de la energía, de que hay algo ahí que es Real, palpable sensorialmente, esa sensación de muerte que sobreviene en el aire, el calor y los dolores de cabeza.

Quedamos en poner algo que haga ruido en el extremo superior izquierdo de la casa, para llamar a la riqueza. Eso dice el Feng Shui. Nos reímos, ya no importa de que trabajemos, lo importante es la guita, reímos. Sabemos que es mentira.

Te quiero, te veo, te llamo. Saludos a Eze. Sigo por acá.

Gracias.