lunes, 12 de marzo de 2012
Mi sobrino antonio estaba muy contento, me apretaba la mano con fuerza mientras me decía que nos apuremos, que no le importaba el pochoclo.
No Zofi, no quiero pochoclo, entremos más rápido.
Lo miré y me pareció sensato. Y me dió miedo no poder ser así también para él.
Sensata, te falta.
Cuando entramos antonio se puso los anteojos y el sillón le quedó grande, no sabia como acomodarse hasta que le mostré la necesidad del respaldo. la necesidad del apoyo y la cola atrás. En seguida antonio se acomodó con seguridad un poco más atrás. no me miró, no cuestionó. Hizo. Cola para atrás, espalda en apoyo.
Cuando arrancó la película lo escuché suspirar, lo noté aburrido, había muchas palabras y mucha trama finita, y el solamente quería superheroes, pero no había. Lo que se ofrecía era un huerfano, con otros poderes, pero no los que quería antonio. Sobre el final de la pelicula las cosas se pusieron mas melanco y dramáticas, antonio quise venir encima, yo abrí las piernas y lo contuve. Intenté no llorar, pero me creo mucho las peliculas, más en el cine. No se bien cual es la relación, pero las cosas parecen más reales cuanto más grandes. el volumen más alto, el 3 d. Parecen mis amigos, estoy adentro.
esto tiene que ser real.
Empecé a llorar, el cuerpo de antonio estaba blando sobre el mío, en confianza. Su cabeza entre la mía y mi hombro. Las lagrimas se me escapaban entre los anteojos y le mojaban la remera. Antonio no se movía, no se daba cuenta, o sí, pero eso no le molestaba.
jueves, 16 de febrero de 2012
Volver, depresión, fin del mundo. Vuelta a la vida fabril, el trabajo, las horas acumuladas en la rutina, la Muerte, la muerte atrás del mostrador, despeinada, más cansada y podrida que yo. No me quiero morir a la vuelta. Y porque no puedo dejar nunca de adelantar casilleros virtuales, no puedo esperar a irme de vacaciones para pensar en la vuelta, porque en mi cabeza, in my head, ya estoy volviendo y esa, esa es una preocupación más. Entonces, estoy en la ida y la vuelta con toda esa caída de la adrenalina, la alegría se viene abajo como las hojas con el calor. La montania rusa de la ilusion que decae decae decae despues de la playa la pregunta existencial, que está en la canción, prestá atención HOTEL CALIFORNIA, cuando el cantante se pregunta algo como qué hago acá si podría estar gastando mi tiempo en la playa. No? es más o menos lo mismo, la utopía de una vida en disney, de vacaciones, sin tener que laburar más, la casa los arreglos el alquiler, vivamos en un bungalow mi amor, si estamos bien. En el fondo todos queremos ser hippies pero no la creemos. Por eso pienso en el Alplax de la vuelta para calmar la fiera de la depresion, perdón, algunos la palean con arroz yamaní, yo necesito pensar que va a estar todo bien. Calma. Every thing is gonna be oh right, yea baby, yea. Decilo.
martes, 14 de febrero de 2012
miércoles, 8 de febrero de 2012
Hoy salí del trabajo con una sensación rara, me dolía la cabeza y de un ojo no veía bien. Eran como destellos de luz los que tenía y me vine a dormir, y dormí dos horas seguidas, me levante mareada y con esa sensación de culpa por haber perdido tiempo. (Siempre tuve esa sensación de perder tiempo Vital al dormir y me niego rotundamente a una siesta pero también siempre me invento estrategias para disimularme la culpa y hago cosas como “dormitar” o tirarme de costado, así de pasada por la cama, cuestión que si me duermo no es algo decidido ni premeditado, si no algo casual sobre lo cual no tengo mucho poder de acción). Pero me desperté con esa sensación de culpa y cuando abrí la página de noticias en letras grandes y rojas se hablaba sobre la muerte Spinetta, habían puesto una foto suya mirando a la cámara, con anteojos rojos y una sonrisa leve, en calma, de felicidad actual, apenas ahí como de alguien en paz, en función etérea, un poco en clave zen, sin histeria.“Bandera blanca, el mar está tranquilo” parecía decir la foto. Y de repente todo eso me hizo llorar, entre el mareo, la presión baja y esa sensación de culpa que hacía que el ambiente se parezca a un sauna emocional.
Y entre el llanto, que era intenso por momentos, en esos donde me tiembla la panza en un ringtone continuo y constante, me acordé de mi amiga Luli. Y pensé en todas las conexiones que, paradójicamente, puede acarrear la muerte. Acercamientos sensibles a personas, lugares, olores y cosas. Yo me acordé de ella y de las tardes en su casa, prendiendo sahumerios con olores varios, el pachuli, los discos de Charly de Fito del Flaco, y todo el rock y la música rara que tenía mi amiga en su casa y que me causaba mucha admiración. Sobre todo porque desde chica veía en ella algo de entendimiento particular del mundo, algo extraño, raro, chiquito, profundo y exótico. Tenía discos que en ese momento me parecían rarísimos y que hoy los veo en la categoría de clásicos, de lugares por donde hay que pasar, conocer su historia, productos que de alguna manera generan por su calidad una especie de deuda en cada uno de nosotros, a los que se tiene que volver, porque algo queda prendido, en vibración, las fibras sensibles en movimiento.
Cuando pude calmarme y parar de llorar pensé en mi día y en la cuestión de la energía. No pude dejar de hacer la conexión totalmente arbitraria entre la muerte de Spinetta y mi sentimiento de mareo, mi malestar repentino. Extrañé a mi amiga, a esas tardes, a nuestras charlas eternas y profundas como pozos adentro de la tierra. Palabras adentro, música, cigarrillos, los perros.
Te extraño.
La llamo y ella se sorprende, está caminando en la calle, y yo siento un poco de culpa por la sorpresa, culpa por la intermitencia de mis llamados, soy inconstante pienso, soy Sofía, un eterno intento de estabilidad. Perdón.
Hola, amiga. Con lo del flaco me acordé de vos, le dije.
¿Qué, qué le pasó al flaco? Eh? No me digas que se murió. NOS MINTIO entonces!
Tuve ganas de decirle cuanto la extraniaba, pero a veces me gusta guardarme esas declaraciones que por momentos ensucian todo, de gusto, nos ponemos incómodos, más tiernos, blanditos, cero espontaneidad, una costra de azúcar innecesaria
Hablamos de la energía, de que hay algo ahí que es Real, palpable sensorialmente, esa sensación de muerte que sobreviene en el aire, el calor y los dolores de cabeza.
Quedamos en poner algo que haga ruido en el extremo superior izquierdo de la casa, para llamar a la riqueza. Eso dice el Feng Shui. Nos reímos, ya no importa de que trabajemos, lo importante es la guita, reímos. Sabemos que es mentira.
Te quiero, te veo, te llamo. Saludos a Eze. Sigo por acá.
Gracias.